Licencia

Licencia Creative Commons

lunes, 16 de mayo de 2011

Segunda parte de la Historia de la música cofrade



CUARTA ETAPA: LA HEGEMONÍA DE LÓPEZ FARFÁN

A lo largo de las tres primeras etapas, hemos visto cómo las marchas que se componían tenían un carácter a modo de poema sinfónico y eran fúnebres. Desde luego la mayoría de composiciones que hoy en día se toca tras los pasos de palio poco tienen que ver (salvo excepciones) con aquellas marchas de finales del siglo XIX y principios del XX.

La culpa la tiene otro músico militar, llamado Manuel López Farfán, quien en 1925 revolucionaría en Sevilla el concepto de la marcha de procesión con la archiconocida Estrella Sublime. Farfán ya había compuesto marchas desde los inicios del XX, todas ellas de gran categoría y lentas/fúnebres como era la costumbre de aquella época. Así destacan las piezas Spes Nostra (1904), dedicada a la Esperanza Macarena o El Refugio de María (1923), dedicada a la hermandad de San Bernardo y que tiene un trío final de una elegancia y sensibilidad exquisita. En 1919 accedería a la dirección de la banda militar del Soria 9, donde ejercería durante una década.

López Farfán rompe con el estilo lento y fúnebre e impone una forma de marcha de procesión dinámica, rítmica, vibrante, que hiciera que el paso de palio se moviera al compás de la marcha y "cobrase vida". Es el artífice de que éstas tengan fragmentos que se interpreten con cornetas, lo que les confiere una gran brillantez.

Las marchas "lópezfarfanianas" se caracterizan por una estructura muy clara: llamada con cornetas, primer tema, fuerte de bajos, repetición de partes del primer tema y segundo tema o trío.

Una año antes de estrenar Estrella Sublime ya había compuesto Pasan los campanilleros. Se trata ésta de una de las marchas que más se interpretan durante la Semana Santa y, aunque carece de partes con cornetas, ya tiene un carácter triunfal y alegre que deja aparcado definitivamente el estilo fúnebre.

Farfán no sólo incluye la novedad de las cornetas. También es precursor de la "saetilla", que se puede escuchar en algunas composiciones en su parte final. Esta novedad la aplica por primera vez en otra genial composición, La Esperanza de Triana (1925, que también incluye cornetas.

Por lo tanto, estamos quizás ante la figura mas importante del género, debido al cambio en los esquemas que introdujo, que ha perdurado hasta nuestros días. A partir de entonces, todos los grandes compositores de marchas procesionales seguirán las pautas del llamado "Genio de San Bernardo", aunque las marchas de corte fúnebre no se olviden por completo y haya obras clásicas y de categoría compuestas a posteriori de la irrupción de Manuel López Farfán.


QUINTA ETAPA: POSTGUERRA Y EMILIO CEBRIÁN

La crisis que conlleva la Guerra Civil Española también se hace presente en todo lo que concierne a las cofradía, afectando, lógicamente, a la música procesional. Muchos son los compositores que pasan por malos momentos. Manuel Font y de Anta encuentra la muerte a muy temprana edad, muchas bandas subsisten de forma muy precaria, algunas cofradías dejan de procesionar, desciende el número de composiciones de marchas procesionales, y las que ven la luz, presenta melodías dramáticas. VI Dolor de Manuel Borrego Hernández, junto a alguna obra de Farfán, son testimonios vivos del periodo. Con la postguerra, poco a poco se vuelve a la normalidad, y el arte al servicio de las cofradías, donde no podía faltar la música, se recupera.

En la provincia de Sevilla ya funcionaban bandas de gran fama cofradiera y que podemos disfrutar en cada Semana Santa, como la Banda de Las Nieves de Olivares o las de Salteras, El Carmen y La Oliva.

La mayoría de marchas que se escuchan tras un paso de palio, como hemos comentado en alguna ocasión, son de procedencia sevillana, y las diversas semanas santas de Andalucía las han importado por su brillantez y calidad. Hay contadas excepciones en las que Sevilla, y por tanto el resto de Andalucía, haya incorporado marchas compuestas por autores no vinculados a dicha ciudad o dedicadas a imágenes o hermandades no hispalenses. Pero los casos contados que existen son imprescindibles en este recorrido por la marcha de procesión. Uno de ellos es el de Emilio Cebrián y su archiconocida Nuestro Padre Jesús.

Emilio Cebrián nació en Toledo aunque se afincó en Jaén (es el autor de su himno) donde dirigió su banda municipal. Compuso cuatro marchas en las que dejó clara su calidad como músico. Sin embargo su prometedora carrera se truncó muy pronto al fallecer a los 43 años en un accidente. Su marcha mas conocida es Nuestro Padre Jesús (1935), que dedicó a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el "Abuelo", de Jaén.

En los últimos años de la década de los noventa, las bandas han ido incorporando a sus repertorios las otras obras de Cebrián como son Macarena (1943), Cristo de la Sangre (compuesta en 1941 y dedicada al mismo cristo de Toledo) o Jesús Preso (fechada en 1943), todas ellas de un primerísimo nivel y que nunca deberían de dejar de escucharse.

Cristo de la Sangre y Jesús Preso son marchas de estilo fúnebre mientras que Macarena es una marcha de carácter lento y que se ha convertido en una de las preferidas por las hermandades para interpretarse en los momentos más íntimos de su recorrido. Lo mismo se podría decir de Nuestro Padre Jesús, pero esta marcha incluye aspectos "lópezfarfanianos" como es el fuerte de bajos, con lo que encaja perfectamente con el estilo sevillano de marcha procesional.

La obra completa de Cebrián es fácil de recopilar puesto que muchas bandas han grabado sus marchas en sus últimos trabajos discográficos.


SEXTA ETAPA: RENACER DEL GENERO CON GRANDES MARCHAS

Superados los años de la guerra civil, la marcha de procesión vive una espléndida etapa. Son muchos los compositores, tanto de origen militar como civil, que se dedican a escribirhttp://www.blogger.com/img/blank.gif grandes marchas procesionales. En esta época en Sevilla hay que destacar dos grandes marchas que se exportaron fácilmente al resto de Andalucía y que están en el paquete de las denominadas "clásicas" desde entonces. Se trata de Jesús de las Penas y Virgen de las Aguas.

Jesús de las Penas es una marcha de corte fúnebre, este tipo de marchas seguía teniendo su grupo de adeptos, a pesar del predominante estilo rítmico y dinámico impuesto por López Farfán. Fue compuesta en 1943 por Antonio Pantión, que era catedrático de piano en el Conservatorio hispalense. Fue instruido por el mítico Joaquín Turina. Mientras estudiaba se dedicaba a componer sinfonías para el NO-DO. Una de ellas sirvió como base para la marcha que nos ocupa. Fue dedicada a la imagen de Nuestro. Padre Jesús de las Penas de la hermandad de San Vicente de Sevilla de la que fue miembro refundador. El nombre de Pantión está entre los de los más grandes maestros compositores de marchas. Alternó en su repertorio el estilo fúnebre: Tus Dolores son mis Penas (1970) o Cristo de las Siete Palabras (1955), y el lopezfarfaniano: Esperanza Trinitaria (1971) o Virgen de las Penas (1973), todas ellas dedicadas a imágenes sevillanas, salvo la última que lo está a la Virgen de las Penas de la Hermandad de las Penas de Málaga. Pantión también destacó por componer piezas de capilla. De hecho se puede afirmar que sus coplas dedicadas a las hermandades sevillanas de Vera-Cruz y Penas de San Vicente son junto, a las célebres Saetas del Silencio, las músicas de este género que más se interpretan.

Virgen de las Aguas es una excelente marcha típica de "bulla" con cornetas y tambores que fue compuesta por el músico militar subdirector de Soria 9, Santiago Ramos en 1953. Está dedicada a la Virgen de las Aguas, cotitular de la hermandad del Museo de Sevilla. No obstante, se le puede considerar una marcha "semigaditana" pues su autor se inspiró en la Playa de la Victoria durante sus veraneos en esta ciudad para componerla. Esta marcha es indispensable en el recorrido de cualquier hermandad de barrio y tanto la introducción con cornetas como el trío final con llamadas de trompetas son insuperables. Su autor sólo compuso esta marcha, aparte de algunos pasodobles, pues tuvo la desgracia de fallecer prematuramente en un accidente.



Beatriz Muñoz.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nos gustaría conocer tu opinión.