21:30 del día 20 de Abril de 2011. El estadio de Mestalla (Valencia) estaba a rebosar y la grada dividida por los colores de sus respectivos equipos: el F.C. Barcelona y el Real Madrid.
Las alineaciones fueron:
REAL MADRID: Casillas, Arbeloa, Carvalho, Ramos, Marcelo, Pepe, Xabi Alonso, Khedira, Di María, Özil, Cristiano Ronaldo.
F.C. BARCELONA: Pinto, Dani Alves, Piqué, Mascherano, Adriano, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro, Messi, Villa.
La gran final había comenzado.
El primer periodo estuvo marcado por el buen ritmo de juego del Real Madrid con una muy buena presión en el medio del campo y con algún que otro acercamiento a la portería de Pinto. Muchas faltas y un cabezazo de Pepe al travesaño caracterizaron la primera parte.
La segunda parte fue totalmente contraria a la primera, el Barça de Guardiola tuvo un dominio abrumador en la posesión del balón y llegó con más peligro a la portería de Casillas. Iniesta, Pedro y Messi rozaron el gol azulgrana que nunca llegaría y, cómo es habitual en este deporte, quien perdona termina pagando. Sólo el Madrid por medio de Cristiano y Di María casi al final del partido, pusieron en apuros al cuadro catalán.
Al final de los 90 minutos reglamentarios el partido estaba en tablas 0- 0. Por tanto, hubo una prórroga.
Ambos equipos parecían cansados, por lo que el ritmo y la intensidad de juego bajó muchísimo. Los penaltis asomaban y los nervios florecieron. Pero en una jugada aislada, un centro magnífico de Di María y una suspensión extraordinaria con posterior remate de cabeza de Ronaldo, dieron el triunfo, su vigesimoctava copa y la alegría a los aficionados blancos. Después de dos años de sequía y hegemonía blaugrana, el Real Madrid volvía a la cúspide futbolística, volvía a ser ese Madrid campeón de antaño.
La otra cara de la moneda le tocó esta vez al Barça: decepción, tristeza e impotencia eran las mejores palabrass para definir el estado de ánimo de los jugadores y de la afición blaugrana.
Esta vez a este equipo ganador le ha tocado ser el perdedor pero ahora, con la Champions de por medio, pueden quitarse esa espina de haber perdido la Copa y de que haya sido ante su peor enemigo.
Por último y no menos importante queremos reseñar el buen comportamiento de las dos aficiones (salvo algunos salvajes) y el saber perder de los futbolistas del F.C Barcelona, encabezados por su entrenador Pep Guardiola.
Rubén Ágreda y Jesús Alcoholado.
Las alineaciones fueron:
REAL MADRID: Casillas, Arbeloa, Carvalho, Ramos, Marcelo, Pepe, Xabi Alonso, Khedira, Di María, Özil, Cristiano Ronaldo.
F.C. BARCELONA: Pinto, Dani Alves, Piqué, Mascherano, Adriano, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro, Messi, Villa.
La gran final había comenzado.
El primer periodo estuvo marcado por el buen ritmo de juego del Real Madrid con una muy buena presión en el medio del campo y con algún que otro acercamiento a la portería de Pinto. Muchas faltas y un cabezazo de Pepe al travesaño caracterizaron la primera parte.
La segunda parte fue totalmente contraria a la primera, el Barça de Guardiola tuvo un dominio abrumador en la posesión del balón y llegó con más peligro a la portería de Casillas. Iniesta, Pedro y Messi rozaron el gol azulgrana que nunca llegaría y, cómo es habitual en este deporte, quien perdona termina pagando. Sólo el Madrid por medio de Cristiano y Di María casi al final del partido, pusieron en apuros al cuadro catalán.
Al final de los 90 minutos reglamentarios el partido estaba en tablas 0- 0. Por tanto, hubo una prórroga.
Ambos equipos parecían cansados, por lo que el ritmo y la intensidad de juego bajó muchísimo. Los penaltis asomaban y los nervios florecieron. Pero en una jugada aislada, un centro magnífico de Di María y una suspensión extraordinaria con posterior remate de cabeza de Ronaldo, dieron el triunfo, su vigesimoctava copa y la alegría a los aficionados blancos. Después de dos años de sequía y hegemonía blaugrana, el Real Madrid volvía a la cúspide futbolística, volvía a ser ese Madrid campeón de antaño.
La otra cara de la moneda le tocó esta vez al Barça: decepción, tristeza e impotencia eran las mejores palabrass para definir el estado de ánimo de los jugadores y de la afición blaugrana.
Esta vez a este equipo ganador le ha tocado ser el perdedor pero ahora, con la Champions de por medio, pueden quitarse esa espina de haber perdido la Copa y de que haya sido ante su peor enemigo.
Por último y no menos importante queremos reseñar el buen comportamiento de las dos aficiones (salvo algunos salvajes) y el saber perder de los futbolistas del F.C Barcelona, encabezados por su entrenador Pep Guardiola.
Rubén Ágreda y Jesús Alcoholado.
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