Todos hemos escuchado alguna vez la frase: "Pues ya sabes, aplícate el cuento" que claramente significa que realicemos determinadas cosas que se han de hacer y que mandamos a los demás que se hagan o cuando queremos seguir las buenas actitudes de alguna persona en concreto.
Movido por mi afán de lucha y de igualdad para TODAS (y recalco lo de todas) las personas y por el orgullo que muchas veces las personas hemos de tener, voy a comenzar a escribir un artículo DE OPINIÓN (mía, y sólo mía, aunque compartida con muchas compañeros) que espero no moleste ni defraude a nadie... Y quién se dé por aludido, por alguna extraña razón será.
La educación española no se caracteriza por su alto nivel con respecto a las cotas alcanzadas en muchos países europeos; sin embargo, no todos estamos incluidos dentro del mismo saco. A una persona hay que alentarla, animarla a estudiar y no decirle lo vaga que es o lo mal educada que está (siendo esto último una equivocación).
Pues bien, para determinadas personas, los jóvenes de Primero de Bachillerato somos todas esas cosas por el simple hecho de no estar de acuerdo con la ideología de determinados profesores, a los que hay que tenerle respeto, por supuesto, pero a los que no hay que adorar como si fueran dioses. Quien tiene boca se equivoca, como todas las personas del mundo en el que habitamos, gracias a Dios, porque la perfeccción sin duda, sería lo más aburrido que podríamos echarnos en cara.
Cuando a un alumno de primaria un profesor dice que una cosa es de color blanco, es de color blanco y punto. Hay que enseñar a los niños y niñas a atender, a la obediencia al profesorado, que tantas horas intervienen en su educación (unas 29 horas semanales más o menos).
Pero con razonamiento y educación se llega a Roma. Nada de chillidos y nada de insultos. Con eso se conquista el corazón de jóvenes estudiantes que pasan en los centros escolares más horas que en su propia casa. A alumnos de 1º de Bachillerato (mujeres y hombres con 16 años a sus espaldas, incluso más) no se les puede imponer una cosa porque el profesor lo dice. Cualquier persona puede dar su opinión, siempre que sea desde el respeto, e intentar dar una explicación convincente sobre un tema determinado.
Miren ustedes. Si el profesorado no permite la respuesta "Porque sí" a la pregunta "¿Cómo se creó el mundo?", los alumnos tampoco queremos ni permitimos obtener respuestas mal sonantes y con gritos a planteamientos lógicos, demostrables y con un alto porcentaje de veracidad propuestos desde el máximo respeto por nosotros hacia quien se define como "una persona con carrera universitaria" (y que ni se lee lo que se tiene que leer, ni nos trata cómo nos debería de tratar)
Espero haber dejado mi opinión clara, y sin duda (o al menos me parece a mí, enunciada desde el respeto a todos nuestros profesores en general y contra nadie en particular).
Ya es la hora de que la razón la tenga el que la lleve, y no el que ostente el puesto a mayor edad.
Movido por mi afán de lucha y de igualdad para TODAS (y recalco lo de todas) las personas y por el orgullo que muchas veces las personas hemos de tener, voy a comenzar a escribir un artículo DE OPINIÓN (mía, y sólo mía, aunque compartida con muchas compañeros) que espero no moleste ni defraude a nadie... Y quién se dé por aludido, por alguna extraña razón será.
La educación española no se caracteriza por su alto nivel con respecto a las cotas alcanzadas en muchos países europeos; sin embargo, no todos estamos incluidos dentro del mismo saco. A una persona hay que alentarla, animarla a estudiar y no decirle lo vaga que es o lo mal educada que está (siendo esto último una equivocación).
Pues bien, para determinadas personas, los jóvenes de Primero de Bachillerato somos todas esas cosas por el simple hecho de no estar de acuerdo con la ideología de determinados profesores, a los que hay que tenerle respeto, por supuesto, pero a los que no hay que adorar como si fueran dioses. Quien tiene boca se equivoca, como todas las personas del mundo en el que habitamos, gracias a Dios, porque la perfeccción sin duda, sería lo más aburrido que podríamos echarnos en cara.
Cuando a un alumno de primaria un profesor dice que una cosa es de color blanco, es de color blanco y punto. Hay que enseñar a los niños y niñas a atender, a la obediencia al profesorado, que tantas horas intervienen en su educación (unas 29 horas semanales más o menos).
Pero con razonamiento y educación se llega a Roma. Nada de chillidos y nada de insultos. Con eso se conquista el corazón de jóvenes estudiantes que pasan en los centros escolares más horas que en su propia casa. A alumnos de 1º de Bachillerato (mujeres y hombres con 16 años a sus espaldas, incluso más) no se les puede imponer una cosa porque el profesor lo dice. Cualquier persona puede dar su opinión, siempre que sea desde el respeto, e intentar dar una explicación convincente sobre un tema determinado.
Miren ustedes. Si el profesorado no permite la respuesta "Porque sí" a la pregunta "¿Cómo se creó el mundo?", los alumnos tampoco queremos ni permitimos obtener respuestas mal sonantes y con gritos a planteamientos lógicos, demostrables y con un alto porcentaje de veracidad propuestos desde el máximo respeto por nosotros hacia quien se define como "una persona con carrera universitaria" (y que ni se lee lo que se tiene que leer, ni nos trata cómo nos debería de tratar)
Espero haber dejado mi opinión clara, y sin duda (o al menos me parece a mí, enunciada desde el respeto a todos nuestros profesores en general y contra nadie en particular).
Ya es la hora de que la razón la tenga el que la lleve, y no el que ostente el puesto a mayor edad.
2 comentarios:
Fomentar alguna información sobre algún tema en concreto siempre se debe de ir con un mínimo de conocimiento y autenticidad. El mayor error del humano, es criticar sin saber, por muy polémico que sea el tema. Desgraciadamente aveces actuamos con desprecio e ignorancia de lo que se habla e incluso poniendo un ejemplo muy extremo cuando llega el límite de no haber ese mínimo de respecto actuamos a cuchillazos unos a otros, es decir los típicos comentarios descalificativos. El respecto y tener una buena conducta ética es el valor fundamental para civilizar nuestra educación.
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