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miércoles, 22 de junio de 2011

Drácula, de Bram Stoker

Tres rollos de films tomados en perspectiva




En el año 1890, el joven abogado Jonathan Harker viaja a un castillo perdido de Transilvania, donde conoce al conde Drácula, que en 1462 perdió a su amor Elisabeta. El Conde, fascinado por una fotografía de Mina Murray, la novia de Harker, que le recuerda a su Elisabeta, viaja hasta Londres para conocerla. Ya en Inglaterra, intentará conquistar y seducir a Lucy, la mejor amiga de Mina.


Crítica

Película que reinventó la leyenda del conde drácula. Tiene una base muy original, grandes actores, grandes interpretaciones y un buen guión. Pero a la película le sigue faltando algo.

El gran Coppola se lució con esta película que creo que ni a el lo dejó contento.

Como dije anteriormente, tiene una gran base: un punto de vista muy original sobre el conde Drácula(gran interpretación de Gary Oldman), tratándola como una historia de amor. A esto ayuda otra gran interpretación: la que del doctor Van Helsing hace Anthony Hopkins, que me ha arrancado unas risas debido a frases que no pretenden ser tomadas en serio.

Pero lo cierto es que la película, quitando un gran comienzo, tiene muchos errores y decisiones que no se debieron tomar. ¿A quién se le ocurrió el vestuario de Drácula? Por favor, es ridículo.

El doctor Van Helsing te divierte, ya que es un poco excéntrico, pero es un personaje que no va mucho con la historia.

Pero su problema más grave es su guión, falto de interés y ritmo por donde se mire. En cuanto es desvelada la razón de la conversión de draculia a Drácula, pierde todo el interés y solo vuelve junto a la esperanza de que la película termine cuanto antes. Totalmente indigno de Coppola. Pero, claro, qué cuentas le vas a pedir al director de "El Padrino", quien tiene todo el derecho no a equivocarse, sino a hacer veinte películas mediocres, como ésta.


Antonio Jiménez Castillo, curso 1BS2

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